Bilbilis1, que ha sido calificada, en alguna ocasión, como alta et versicolor (Guiral & Íñiguez, 2012), ha proporcionado un extraordinario conjunto de pinturas y también de elementos arquitectónico-decorativos realizados en estuco, situándose entre las ciudades hispanas más pródigas en este tipo de materiales ornamentales. Se ha considerado alta por su situación estratégica en un cerro y versicolor porque todas las estancias, tanto de los edificios públicos como los privados, estaban pintadas de llamativos colores, tan ajenos a la estética actual.
Con los testimonios que poseemos en la actualidad, los primeros talleres de pintores llegan a la ciudad en la segunda mitad del siglo I a.C., con los esquemas más simples del II estilo en su fase final, con los que se decoran las casas de los itálicos o de los indígenas altamente romanizados. Se puede considerar sorprendente que las pinturas de época augustea, momento en el que Bilbilis adquiere al estatus municipal, sean de gran simplicidad, tanto desde el punto de vista decorativo, como en relación a su gama cromática. Estas características se alteran con la llegada de nuevos artesanos en el segundo cuarto del siglo I d.C. que es, sin duda, el momento de mayor floruit de la pintura bilbilitana, y aunque las estructuras compositivas continúen siendo básicas, el repertorio ornamental y figurativo se enriquece considerablemente, siguiendo los esquemas de la pintura contemporánea, tanto de la península itálica, como de las provincias occidentales. Las pinturas que se estudian en esta obra, halladas en la Domus 3 (Insula I), cuya introducción tenemos el honor de redactar, se integran en este grupo, que se relaciona claramente con las decoraciones del III estilo, siendo, quizás el conjunto pictórico más rico, tanto desde el punto de vista decorativo como cromático de cuantos ha proporcionado la ciudad.
No obstante, la dinámica decorativa continúa en momentos posteriores. Las pinturas de la segunda mitad del siglo I d.C., relacionadas con el IV estilo, vuelven a la sobriedad decorativa, que solo queda alterada por un uso abusivo de colores lujosos, como el cinabrio y el azul egipcio, cuya utilización ya quedaba constatada en la época anterior y que convierten al yacimiento bilbilitano en uno de los referentes para el estudio de la utilización del cinabrio en territorio peninsular. Los comitentes demuestran su estatus, no tanto con una decoración prolija en figuraciones, sino a través del uso de pigmentos que demuestran su nivel adquisitivo y su deseo de ostentación.
Las escasas pinturas conservadas del siglo II, con una ciudad ya en decadencia, han perdido ya la calidad de las decoraciones republicanas, julio-claudias y flavias. Las composiciones se apartan de los esquemas en boga en la península itálica y comienza la formación de talleres autóctonos que ejecutan esquemas de elaboración propia, con cierta relajación técnica, paleta de colores básica y que son seguramente itinerantes ya que su producción se constata a lo largo de distintas ciudades del valle del Ebro durante esta época.
Valga esta síntesis sobre las pinturas bilbilitanas para encuadrar el espléndido trabajo de la autora, L. Iñíguez Berrozpe, sobre uno de los mejores conjuntos pictóricos hallados en el municipium y que se complementa con un amplio estudio sobre los métodos de estudio de la pintura romana, sus aportaciones y los problemas que plantea el complejo trabajo que conduce a la restitución e interpretación de la pintura romana en fragmentos.
Pocas tareas son más gratas para una profesora universitaria que realizar la introducción de una obra escrita por una discípula que, con su tesón y trabajo ha logrado hacerse un hueco entre los estudiosos de la pintura romana, no solo en el ámbito de la investigación española, sino también internacional.
Note
- Este trabajo se ha realizado gracias a la financiación del Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza; y en el marco de dos proyectos de investigación dirigidos por C. Guiral: La decoración parietal en el cuadrante NE de Hispania: pinturas y estucos (siglo II a.C.-siglo VI d.C.) (HAR2013-48456-C3-2-P) y Tectoria et pigmenta; y Estudio analítico y arqueológico de los pigmentos y morteros de las pinturas del cuadrante NE de Hispania (s. II a.C.- s. VI d.C.) (HAR2017-84732-P). Parte de la investigación ha sido posible gracias la estancia en el AOROC — Archéologie et Philologie d’Orient et d’Occident (École Normale Supérieure) de París, subvencionada por el Programa Ibercaja-CAI estancias de investigación 2019.