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Adaptación griega de nombres licios, adaptación licia de nombres griegos: aspectos fonológicos

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1. El licio

El licio es una lengua indoeuropea que forma parte del grupo anatolio (junto con el hitita, el luvita – cuneiforme y jeroglífico –, el lidio, el milio, el cario, el sidético y el pisidio). Dentro del grupo anatolio, el luvita, el licio, el milio, el cario, el sidético y el pisidio forman un subgrupo que se denomina convencionalmente “lúvico” (louvique, Luwic).

El licio es la lengua de la Licia clásica, una región que aparece ya citada con el nombre de Lukka en las fuentes hititas y luvitas jeroglíficas del segundo milenio a.C. La lengua licia empieza a documentarse en los primeros años del siglo V a.C. – en algunos fragmentos de cerámica y en leyendas monetales – pero el grueso de la documentación, las inscripciones – algunas bilingües –, son del siglo IV. Al lado de estas inscripciones de carácter mayoritariamente funerario, de cierta longitud pero no muy extensas, cabe destacar dos grandes monumentos: la estela de Janto y la estela trilingüe del Letoon de Janto. La primera es un imponente pilar inscrito en sus cuatro caras: una gran parte de la inscripción – dedicada a hablar de las hazañas de los dinastas de Janto – está escrita en licio, pero contiene una considerable sección escrita en milio – una lengua muy próxima al licio, también conocida como “licio B”. En la estela hay igualmente un breve epigrama en griego dedicado a un dinasta jantiano. La trilingüe del Letoon es una estela mucho más pequeña, pero de extensión notable, escrita en tres de sus cuatro caras en licio, griego y arameo, respectivamente, que contiene un decreto de la ciudad de Janto para la instauración de un culto a dos divinidades locales, el xñtawati xbidẽñni “rey de Cauno” (una ciudad del Sur de Caria, a unos 170 km de Janto) y el dios Arκκazuma (Αρκεσιμας en griego).Al lado de esta documentación directa del licio, disponemos de testimonios indirectos, sobre todo en las fuentes griegas: aparte de un pequeño nombre de glosas, tenemos un amplio elenco de nombres propios licios, tanto nombres de persona como de lugar.

Los textos licios nos han llegado en un alfabeto propio, el alfabeto licio (fig. 1). Se trata de un alfabeto de origen griego pero con ciertos rasgos específicos: (1) algunas letras tienen un valor no exactamente idéntico al del alfabeto griego. Por ejemplo, épsilon representa /i/ y iota representa /j/; (2) algunas letras son claramente no griegas y sirven precisamente para representar sonidos que no existen en griego, por ejemplo para un sonido tectal, posiblemente uvular o labiovelar; para /θ/ (3) algunas otras letras son formalmente idénticas a letras del alfabeto griego pero tienen un valor totalmente diferente. Por ejemplo, ksi <ñ>, khi <m̃> (ambas nasales empleadas sobre todo en función silábica). En tales casos hemos de suponer o bien una reutilización de las letras griegas originarias o bien un origen diferente – ¿creación ad hoc? – por lo que la semejanza sería fruto del azar.

El alfabeto licio.
Fig. 1. El alfabeto licio.

2. Licio y griego

El licio nos ofrece materiales interesantes para el estudio de la adaptación de nombres personales en un contexto de contacto lingüístico, en este caso entre licio y griego. De acuerdo con mi propia base de datos, tenemos alrededor de 800 nombres de persona diferentes de carácter indígena en Licia en adaptación griega, a los que hay que sumar unos 200 en la Cibirátide, una zona fronteriza entre Licia, Frigia, Pisidia y Caria donde también abundan los nombres indígenas (sobre nuevos nombres de esa zona, véase Cau 2005). Estas cifras pueden ser más altas en la medida en que, con la aparición de nuevas inscripciones griegas en Licia el inventario de nombres aumenta paulatinamente. Evidentemente, estamos hablando de nombres claramente no griegos (ni semíticos ni atribuibles a otra lengua conocida), pero no todos han de ser estrictamente licios. Podemos esperar la presencia de nombres procedentes de otras zonas de Anatolia. Además, la existencia del milio posiblemente en territorio de Licia, puede suponer que algunos nombres tengan esta adscripción.

Inversamente, en las inscripciones en lengua licia encontramos una treintena de nombres griegos. Una pequeña parte de éstos aparecen en inscripciones bilingües, lo que resulta destacable porque nos permite observar directamente la adaptación.

Pero antes de entrar en un análisis más detallado de estas adaptaciones, es necesario tener en cuenta un factor que condiciona dicho análisis: el valor fonológico de las letras del licio ha sido establecido fundamentalmente a partir de las identificaciones onomásticas. Como estas identificaciones onomásticas toman casi siempre como referencia el griego, es evidente que la fonología griega nos limita de alguna manera nuestra aproximación a la realidad fonológica oculta tras las letras licias. Ello implica además un riesgo de razonamiento circular cuando hablamos de la manera en que los nombres griegos han sido adaptados en licio y viceversa. Si decimos, por ejemplo, que el licio adopta mediante su sonido /p/ el sonido /p/ del griego, no podemos olvidar que la existencia del sonido /p/ en licio ha sido establecida, en gran manera, gracias a las adaptaciones de nombres licios al griego. Ciertamente, disponemos de otros instrumentos, como la adaptación directa de nombres iranios, la comparación lingüística, la forma de las letras, pero en gran medida nos basamos en las identificaciones onomásticas entre griego y licio.

3. Los nombres de persona en Licia

La onomástica indígena licia que encontramos tanto en inscripciones licias como en griegas se inscribe plenamente en lo que puede denominarse “sistema onomástico lúvico”, esto es, el tipo de nombres empleados por los pueblos que hablaban dialectos lúvicos (sobre este sistema, véase Melchert 2013 y bibliografía allí citada). Éstos los tenemos documentados directamente desde mediados del segundo milenio a.C. hasta los primeros tiempos de nuestra era: luvita cuneiforme, luvita jeroglífico, cario, licio, sidético y pisidio. Muy probablemente también se hablaban dialectos lúvicos en época clásica y helenística en Cilicia, Licaonia y otras zonas de Asia Menor de las que, por desgracia, no tenemos documentos escritos sino simplemente información indirecta, sobre todo a través de la onomástica.

Esta larguísima continuidad de casi dos mil años del sistema onomástico se puede observar claramente si comparamos los nombres punamuwe(documentado en una inscripción licia, TL 35), Ποναμοας (Licia), Ποναμουας, Πυναμυας (Panfilia) – estos dos últimos datados hacia los siglos II-I a.C. – con el nombre Punamuwati registrado ya en las tablillas paleoasirias de Capadocia (Laroche 1966, n°1051) de principios del segundo milenio a.C. El nombre admite un análisis lúvico claro: ‘uno cuya fuerza es total’ (cf. luvita puna– ‘todo’, licio punãma ‘totalidad’).

Al lado de la antroponimia licia indígena encontramos, obviamente, nombres griegos. Éstos son muy abundantes en las inscripciones griegas de Licia, como cabría esperar, pero para nosotros los que resultan interesantes son aquellos, no muy numerosos, que encontramos adaptados al licio en las inscripciones en lengua indígena: alaxssañtra < Ἀλέξανδρος, exeteija < Ἑκαταῖος, ijetruxle 
< Ἰητροκλῆς, milasãñtra < Μελήσανδρος, ñtemuxlida < Δημοκλ[εί]δης (bil.), pulenjda < Ἀπολλωνίδης (bil.), tẽnaguratẽnegure < Ἀθηναγόρας, etc. Son alrededor de unos 30 nombres identificables como griegos, 6 de ellos en inscripciones bilingües greco-licias.

Un grupo de gran interés lingüístico lo constituyen los nombres iranios conservados en las inscripciones licias. Su interés reside en que todos, o al menos la inmensa mayoría, han llegado al licio sin intermediación griega. Esto es relevante porque el griego no los ha “filtrado” fonéticamente y por tanto podemos establecer relaciones directas entre los sistemas fonológicos del licio (o milio) y del iranio: arssãma < persa antiguo R̥šāma, erijamãna< iranio *Ariyamanā, ertaxssiraza (cf. R̥taxšaça ‘Artajerjes’), kizzaprñna / zisaprñna < persa antiguo. *Ciçafarnā ‘Tisafernes’, ñtarijeusi/e < persa antiguo *Dārayauš, haplología de Dārayavauš ‘Darío’ ; milio wizttasppa < persa antiguo (< meda) *Vištāspa ‘Histaspes’.

Algunos nombres son o pueden ser de origen cario. El más evidente es ekatamla-katamla, adaptación de cario ktmno/k̑tmno (Εκατομνως). También podrían ser de origen cario pigesere (adaptación licia del nombre de dinasta cario Pixódaro), qñturahixesñtedi, pero con diferentes grados de adaptación al licio, una adaptación que, dado el parentesco de las dos lenguas, puede ser no simplemente fonética sino también conllevar mecanismos morfológicos o léxicos. Así, el nombre qñturahi tiene un aspecto formalmente licio ya que presenta un sufijo -ahí que implica el típico cambio s > hpropio de licio. Pero aparece en el contexto de la trilingüe de Janto y la forma que le corresponde en griego es Κονδορασις, que difícilmente puede ser la adaptación griega directa del nombre licio, ya que presenta -σ- (cuando lo regular, como veremos, es que licio h no aparezca en la adaptación griega de un nombre). Lo mismo ocurre con la adaptación en arameo en la parte de la estela escrita en esta lengua, KDWRS. Parece razonable suponer que el individuo llevaba un nombre no licio, posiblemente cario, que habría sido adaptado independientemente al griego, al arameo y al licio y, en el caso de esta última lengua, un sufijo cario *-si– o similar habría sido reemplazado por –hi (cf. Molina 2004, 15).

Dejamos fuera de nuestro estudio la onomástica no antroponímica. Esta incluye algunos teónimos (indígenas como Malija ‘Atena’, Trqqas, milio Trqqiz, el dios lúvico de la tempestad, luvita Tarhunt– o griegos: Zeus– ‘Zeus’, padrita/pedrita ‘Afrodita’) y sobre todo topónimos.

4. “Doble denominación”

Aparte del caso especial ya mencionado de qñturahi/Κονδορασις, en el que parecen estar en juego procesos paralelos de adaptación y denominación, conocemos dos casos de doble denominación en inscripciones bilingües:

1. xssbezẽ = Πόρπαξ (TL 25). Griego πόρπαξ significa “agarradera del escudo”. Es imposible saber si licio xssbezẽ es la traducción literal de esta palabra. Nótese por otra parte que en griego Πόρπαξ resulta extraño como nombre de persona (en el corpus online de nombres LGPN, que en la fecha de visita incluye una gran cantidad de nombres griegos antiguos, el ejemplo de la bilingüe greco-licia es el único registrado). Cabe pensar por tanto que estamos ante algún tipo de traducción del nombre licio – quizás con juego de palabras o etimología popular de por medio – o ante un sobrenombre griego. También me parece significativo que el grupo consonántico <xss> de xssbezẽ aparezca en licio casi exclusivamente en palabras de origen extranjero: alaxssañtra-, xssẽñzija-, xelijãnaxssa– son nombres griegos (Ἀλέξανδρος, Ξανθίας, Καλλιάναξ), y es también de origen griego turaxssi (milio natri turaxssali), pues es la adaptación de θυρξεύς, epíteto de Apolo. xssadrapa-/xssaθrapa– y ertaxssiraza- son evidentes iranismos. Los únicos ejemplos restantes son la familia de nombres en waxss-/wexss-/uxss- (waxxseppdimiuxssepddimiwaxssebllimiwexssere), para algunos de los cuales he propuesto un posible origen cario (Adiego, en prensa). Este mismo tema waxsso aparece documentado en milio (waxssa-/waxsa-); en esta última lengua sí tenemos algunos – muy escassos – ejemplos del grupo (xss/xs): pruxssimuxssa, wixsabalaba, además de la ya mencionada forma turaxssali).

2. natrbbijẽmi = Ἀπολλόδοτος ‘dado por Apolo’. Ambos nombres tienen el mismo significado, ya que licio -bbijẽmi es el participio del verbo pije-‘dar’ y Natr- el dios indígena equivalente a Apolo (cf. el ya aludido natri turaxssali = Apolo Turxeo, TL 44). Melchert (2013, 48) ha llamado la atención sobre el hecho de que los teóforos compuestos con un participio como segundo elemento no están documentados en la onomástica lúvica del segundo milenio: en ese período encontramos como segundo elemento simplemente el tema verbal, por ejemplo -piya, Arma-piya-, un tipo de formación que también sigue vivo en la onomástica de fuentes griegas. Por ello, Melchert (2013, 48) sugiere que natrbbijẽmi y construcciones semejantes han de ser calco del griego. Como argumento adicional aduce el caso de Ορνπειμις hijo de Μεγιστόδοτος en una inscripción griega de Cadianda (Licia). Siguiendo un análisis previo de Schürr (2007, 36-37), Melchert considera que Ορνπειμις = *Urne-pijẽmi es un calco del nombre griego del padre, Μεγιστόδοτος (para *urne- cf. luvita ura- ‘grande’).

Sin embargo, a mi juicio, esta última evidencia ha de ponerse muy en duda: tal como pasaba con Πόρπαξ, el único ejemplo de Μεγιστόδοτος que tenemos en todo el corpus online del LGPN es precisamente el de esta inscripción de Cadianda. Así, al menos en este caso, la dirección de la creación parece ir del licio al griego. Evidentemente, esto no es incompatible con pensar que estos nombres licios – presentes también en la restante onomástica lúvica de fuentes griegas – hayan surgido de un calco del tipo griego –δοτος, pero, como puede verse, las relaciones son más complejas de lo que parece a simple vista.

5. Adaptaciones y sistemas fonológicos

Nuestro trabajo se centrará en el nivel fonológico-fonético de las adaptaciones del licio en griego y del griego en licio para intentar extraer la mayor información posible sobre el sistema fonológico del licio y los mecanismos de adaptación. Dejamos de lado deliberadamente toda consideración sobre el origen etimológico de los sonidos en licio: uno de los errores en el que es fácil caer cuando en este tipo de análisis se introducen consideraciones de tipo histórico-comparativo es el de proyectar en una lengua valores fonológicos de fases anteriores. Uno de los ejemplos más característicos de este tipo de error es el que llevó a Pedersen (1949) a transcribir licio mediante <χ> sin duda influido por el hecho de que este sonido era el reflejo de la laringal indoeuropea que en hitita y luvita cuneiforme aparece como <ḫ>. Pedersen le atribuyó, pues, un valor fricativo o similar, cuando la evidencia extraída del material licio apuntaba claramente a un valor /k/, lo que había hecho transcribirlo durante años mediante <k> (así, por ejemplo en el corpus de Kalinka 1901). La transcripción de Pedersen se impuso en los estudios licios y actualmente se sigue empleando <χ> o, para simplificar la tipografía, <x>.

Nuestro trabajo no tiene ninguna pretensión de originalidad: las conclusiones no serán muy diferentes a las que pueden encontrarse, tanto en el tratamiento de los pioneros del estudio del valor fonológico de las letras del alfabeto licio – particularmente Arkwright (1899, 1915) o Kalinka (1901, 4-8) – como en trabajos publicados en las últimas décadas, particularmente en Melchert (1994), Hajnal (1995) y Kloekhorst (2008). La particularidad del presente trabajo estriba en la voluntad de ceñirse en absoluto a los datos obtenibles de la adaptación onomástica. Aunque nos centraremos en la relación griego-licio, no dejaremos de lado las informaciones relevantes que nos ofrecen las adaptaciones de nombres iranios en licio, de gran utilidad para refinar y completar el cuadro.

5.1. Oclusivas, fricativas y africadas

5.1.1. El licio emplea las misma letra para griego τ /t/ y θ /th/: tẽnagura/tẽnegure < Ἀθηναγόρας, ijetruxle = Ἰητροκλῆς. Cf. también <p> para griego φ /ph/ en pedrita/padrita < Ἀφροδίτη (para griego χ /kh/, cf. infra 5.1.2). Esto indica con claridad que el licio no tenía oclusivas sordas aspiradas como sonidos independientes. El único reflejo particular de una aspirada es el caso de xssẽñzija = Ξανθίας, en donde se emplea licio <z> para griego θ /th/. Si licio <z> representa /ts/ (cf. infra), puede interpretarse o bien como consecuencia de un proceso interno de asibilación en licio o, más probablemente a mi juicio, como un reflejo ocasional de la aspiración [h] a través de [s] delante de una vocal palatal /i/. Dicho de otro modo, a oídos licios esta [h] podía aproximarse a [s] (o a un tipo de sibilante palatal, como [ç]) delante de /i/.

5.1.2. El problema de las “tectales” (k, x, g, q, κ):

– para transcribir griego κ /k/ y χ /kh/, el licio emplea sobre todo la letra <x> ocasionalmente también la letra <k>: ñtemuxlida < Δημοκλ[εί]δης) (bilingüe), alaxssañtra < Ἀλέξανδρος, ijetruxle < Ἰητροκλῆς, terssixle < Τερσικλῆς, xelijãnaxssa < Καλλιάναξ, etc. Pero perikle < Περικλῆς/, pinike < Ἐπίνικος (?)

– para licio <x>, el griego emplea sistemáticamente /k/ <κ>, ocasionalmente /g/ <γ>: ixtta > Ικτας; hrixm̃ma > Ρικομμας, pixm̃ma > Πιγομας, etc.

– para licio <k> encontramos diferentes adaptaciones en griego:

/s/ <σ> tikeukẽpre > Τισευσεμβρα (bil.)
/d/ <δ> ikkwemi > Ενδυομις
/k/ <κ> kñtuni > Κενδονις
/th/ <θ> krbbesi > Θερβεσις (bil.), krup[ssi] > Θρυψις (bil.)

– el griego /k/ <κ> sirve también para transcribir el sonido de la letra licia <Κ> en el teónimo Αρκεσιμας /Arkesimas/ = arazzuma (bil.), y el sonido de la letra licia <q> en urtaqija = Ορτακιας (bil.) zisqqa = Σεσκως (bil.), qñtarahi = Κονδορασις (bil.)

Estudiosos de finales del siglo XIX y principios del XX, como Arkwright o Kalinka, interpretaron que licio <x> representaba simplemente /k/. Para k pensaron que ocurría algo parecido a lo que ocurre con la letra c en el alfabeto latino empleado para muchas lenguas modernas, en las que puede representar diferentes sonidos (/k/ ante a, e, o, /θ/ en español, /s/ en francés, etc. ante e, i) y por ello decidieron transcribirlo mediante <c>. Ya se ha señalado cómo Pedersen proyectó el origen etimológico de muchos ejemplos de para proponer un valor fricativo y transcribirlo mediante <χ>, mientras que para se eligió <k>.

Hoy en día, aunque se mantiene por inercia el sistema de transcripción de Pedersen, parece claro que Arkwright y Kalinka acertaron en ver la letra como el grafema para el sonido básico /k/. Es cierto que el hecho de que el griego emplee κ /k/ para reflejar licio no es demostrativo de que se trate de una oclusiva y no de una fricativa: al no haber un sonido /x/ en griego, el empleo de /k/ sería un procedimiento banal para reflejar la velar, cf. los préstamos del español (donde existe /x/) al catalán (donde no hay /x/): majo (ma[x]o) > maco (ma[k]o, jefe ([x]efe) > quefe ([k]efe). Pero sí son demostrativos los procesos inversos, ya que no hay razón alguna para que licio adapte de manera regular griego κ /k/ mediante si esta letra representa /x/ (cf. ñtemuxlida < Δημοκλ[εί]δης y demás ejemplos citados más arriba) y no mediante si esta letra representa /k/.

En cuanto a , en vez de la explicación de una letra con diferentes valores, se prefiere pensar más bien en que la vacilación entre <s>, <k>, <θ> en las adaptaciones al griego son consecuencia de que se trataba de un sonido inexistente en esta lengua, lo que lleva a diversas aproximaciones. A la vista de los sonidos que alternan en griego, puede pensarse en un sonido de tipo palatal, muy probablemente una oclusiva palatal sorda /c/ (que fuera africada -/tʃ/- resulta mucho menos probable, cf. infra 5.3). En el caso de ikkwemi > Ενδυομις, muy probablemente estamos ante el sonido sonoro correspondiente (oclusiva palatal sonora /ɟ/) tras nasal (cf. infra 5.2). Así ikkwemi estaría representado [iɲɟwemi] o algo similar. En su uso en perikle (y en pinike si la etimología griega de este nombre es aceptada) puede atribuirse a un fenómeno secundario de palatalización (¿ante l + e y ante e?) que en todo caso tendría una incidencia muy limitada, ya que, incluso en contextos similares el procedimiento más habitual es reflejar griego κ mediante <x> /k/. En cuanto a los dos casos en que griego θ /th/ es empleado para adaptar licio <k> /c/, ambos en inscripciones bilingües (krbbesi > Θερβεσις, krup[ssi] > Θρυψις), parecen difíciles de separar del hecho de que, en licio <k> [c] está en contacto con r. Es, pues, posible, que una secuencia [cr] sonara a oídos griegos como algo parecido a [thr].

Mucho más complicado es establecer el valor exacto de , convencionalmente transcrito mediante <q>. El hecho de que en casos como Trqqas se remonte a un grupo *hw(comparable a luvita cuneiforme ḫu) ha llevado a pensar o bien en una “labiovelar” (más exactamente diríamos una velar labializada /kw/) – idea sostenida por Kloekhorst 2008, 214-125), o bien en una uvular /q/ o bien, como defiende Melchert 1994, 306) en una oclusiva “velar media” o frontalizada (representada como /<k/).

Los tres ejemplos que nos ofrecen las bilingües de adaptación griega de licio <q> coinciden en el uso de <κ> en la versión griega: urtaqija = Ορτακιας, qñturahi = Κονδορασις, zisqqa = Σεσκως, por lo que no son nada orientativos sobre si <q> es una labiovelar, una uvular o una velar frontalizada, aunque si fuera una labiovelar tal vez esperaríamos una estrategia adaptativa más clara, como la que se seguía en griego para adaptar las labiovelares latinas (<κυ>, <κου>, <κο>, cf. Leumann 1977, 53). Los argumentos de Melchert (1994) a favor de un valor frontalizado (“velar media” /<k/) de <q> se basan en supuestos tratamientos de laringal ante vocales frontales que suelen admitir explicaciones alternativas (por ejemplo qla recinto < hīla-, en donde se parece asumir esta frontalización de h ante ī; pero se omite que es igualmente válido que la aparición del sonido representado por <q> se haya producido después de la síncopa vocálica y por el contacto de <q> con una l que pudo tener una articulación muy velarizada ante a). No resulta tampoco muy atractiva la sugerencia de Hajnal (1995, 30) de que <k>, <x>, <q> sean simples alógrafos de /k/.

Ya hemos visto que qñturahi- Κονδορασις podría ser un nombre cario. En el caso de zisqqa = Σεσκως, tal origen cario parece fuera de toda duda, ya que estamos ante un nombre documentado en cario (Σεσκως está documentado en Halicarnaso y en Pladasa) que presenta un final en -ως típico de la onomástica caria. A este dossier puede añadirse, si es nombre propio, la forma plqqa, que es directamente comparable con el nombre cario plqo / Πελεκως (nótese igualmente el final en -ως/-o). Todos estos ejemplos apuntan a un uso de licio <q> para reflejar cario <q>. Es cierto que no sabemos con total seguridad cuál era el valor fonético representado por cario <q>, pero los indicios que apuntan a una articulación posterior (“postvelar”, ¿uvular?) de este sonido son claros (cf. Adiego 2007, 244).

5.2. Lenición de las oclusivas

Tenemos indicios convincentes de que en licio las oclusivas sonoras sufrían procesos de lenición: 

– el empleo de <x> /k/ al lado de <g> para reflejar griego /g/ entre vocales: maxa < Μάγας, mexistte < Μεγίστης, pero también tēnagura/tēnegure < Ἀθηναγόρας. Estaríamos ante una vacilación como consecuencia de que licio <g> representaba una articulación fricativa [ɣ] en posición intervocálica. Ante la oclusiva griega /g/ en tal posición, se vacilaba entre el empleo de [ɣ] o el de [k].

– el empleo del dígrafo <ñt> para representar d- inicial griega en ñtemuxlida = Δημοκλ[εί]δης (bil.). Cf. también persa antiguo *Dārayauš > lycien ñtarijeusi;

– escasísimos ejemplos de b, d, g en posición inicial. Sí encontramos geminación de d- en algunas formas (ddenewele, etc.);

– en interior de palabra encontramos que licio <t>, <p>, <x> tras nasal o vocal nasalizada aparecen adaptadas en griego mediante <μβ>, <νδ>, <γ>. Ejemplos: kñtuni /kn̥duni/ > Κενδονις /Kendonis/), hm̃prãma /hm̥brãma/ > Εμβρομος /Embromos/, idãxre /Idãgre/ > Ιδαγρος /Idagros/.

Todos estos indicios apuntan a un cuadro característico de distribución complementaria entre oclusivas y fricativas: 

– en posición interior de palabra, particularmente entre vocales, sólo tenemos fricativas sonoras β/, /ð/, /ɣ/, notadas por los grafemas <b>, <d>, <g>, que contrastan con las oclusivas sordas correspondientes <p> /p/, <t> /t/, <x>. A ellas hay que sumar ejemplos de geminadas sonoras y sordas, así como de las fricativas estridentes <θ>, <s>;

– tras nasal, sólo tenemos oclusivas sonoras, que se notan mediante <p>, <t>, <k>, <x>. No hay en tales posiciones oclusivas sordas;

– en posición inicial, la tendencia es a la aparición en exclusiva de consonantes sordas. En préstamos que empiezan con oclusivas sonoras se recurre a estrategias como la ya vista del empleo de <ñt>. Posiblemente quepa explicar de manera similar el empleo de la geminación de la sonoras <dd> – aunque pueden ser también el resultado secundario de una síncopa
/dVd/- > /dd/-.

5.3.

La identificación exacta de las consonantes fricativas y africadas licias representadas por las letras topa con la pobre evidencia del griego, que tenía sólo σ /s/, ζ
/ zd/ y la aspiración inicial (pero ausente gráficamente en las variantes alfabéticas, o incluso inexistente en el dialecto correspondiente como ocurre en jonio). Para mejorar el análisis son de especial utilidad las adaptaciones de palabras y nombres iranios, pero las dificultades aún subsisten.

– griego σ > licio <s>: siderija < Σιδάριος. Excepción: mizu < Μέσος (bil.), poco claro;
– licio <s> > griego σ en mullijeseh (genitivo) > Μολλισις (bilingüe);
– licio <θ> griego > σ en Ερμασορτας /Ermasortas/ < lycio *erme-θurtta. El valor /θ/ puede establecerse gracias a los préstamos iranios: miθrapata < persa (< medo) *Miθrapata– ; cf. también el verbo xssaθrapazate ‘era sátrapa’ < persa (< medo) *xšaθra-pā. La variante xssadrapahi es sin duda una sonorización secundaria /θr/ > /ðr/;
– licio <h>. Conocemos su valor /h/ gracias a la adaptación en licio del nombre griego Héracles > herikle. En la adaptación griega de nombres licios, el sonido no es notado: hla Λας /Las/ (bil.), mahanepi[ > Μαναπιμις /Manapimis/ (bil.), purihimeti > Πυριματις /Purimatis/ (nótense las contracciones vocálicas aha > α, ihi > ι);
Para el caso excepcional licio <h> > griego σ del nombre qñturahi > Κονδορασις /Kondorasis/, cf. supra 3 (¿un nombre cario?);
– griego <ζ> /zd/-/dz/ > licio <z> en zeusi < Ζεύς;
– licio <zi> para griego /thi/ en xssẽñzija = Ξανθίας /ksanthias/, cf. supra 5.1.1;
– licio <z> > griego σ en los nombres propios huzeimi > Οσαιμις, huzetẽi > Οσετης, tewinezẽi cf. Τευινασος, sbikaza > Σπιγασα (bil.). El más que probable valor de licio <z> es, por tanto /ts/;
– para licio <τ> no tenemos identificaciones onomásticas que permitan establecer su valor. Se supone que es cercano a t <t> porque alternan en palabras licias.

No parece que el licio haya tenido un fonema fricativo palatoalveolar sordo /ʃ/, ya que iranio š aparece adaptado mediante licio <s>: ñtarijeusi < *Dār(a)yauš, arssãmaR̥šāma. Nótese asimismo licio xss para iranio en ertaxssiraza (cf. Artaxšaça) y en xssaθrapazate
< *xšaθra-pā

Sin embargo, podemos sospechar que en milio sí existía /ʃ/ y que se empleaba la letra <z> para representarlo. Una vez más es una forma irania la que nos lo permite establecer: vištaspa(griego Histaspes) > milio wizttasppa.

Las dos diferentes estrategias empleadas para reflejar el fonema /tʃ/ del persa antiguo en la adaptación del nombre Ciçafarnā – zisaprñna, kizzaprñnay – me llevan a pensar que la africada palatoalveolar sorda /tʃ/ no existía en licio. Ambas formas aparecen en la misma inscripción (la larga estela de Janto), no muy lejos una de la otra (44c 1 zisaprñna, 44c 11 kizzaprñna) y en ambos casos en un contexto lingüístico licio (sin aparente interferencia del milio). A la hora de reflejar el sonido inicial <c> /tʃ/ de Ciçafarnā se habría producido una vacilación entre <k> (una probable oclusiva palatal /c/) y <z> (una probable africada dental /ts/), sonidos ambos claramente próximos a /tʃ/.

En el caso del sonido persa antiguo transcrito regularmente como <ç> (procedente del grupo consonántico proto-indoiranio *tr), vemos cómo existen igualmente dos estrategias diferentes en la adaptación de Ciçafarnā: <s> y <zz>. El problema es que no sabemos cuál era el valor exacto de este sonido en persa antiguo.

5.4. Líquidas y nasales consonánticas

En la mayoría de los casos, y en las dos direcciones (licio → griego, griego → licio), las correspondencias son claras: <r> = griego ρ /r/, <l> = griego λ /l/, <m> = griego μ /m/, <n> = griego ν /n/. Cf. ejemplos (algunos ya vistos) como mahanepi[ > Μαναπιμις, el[puw]eti > Ελποατις (bil.) idãxre /Idãgre/ > Ιδαγρος, ijetruxle = Ἰητροκλῆς. Encontramos la correspondencia licio <d>: griego λ en los nombres indigenas xesñtedi > Κεσινδηλις (bil.) dapara > Λαπαρας (bil.). En el caso de xesñtedi > Κεσινδηλις ya hemos comentado la posibilidad de que se trate de un nombre cario. En el segundo caso también tenemos documentada en la epigrafía griega la forma con δ (Δαπαρας). Esta alternancia así como el hecho excepcional de que en licio el nombre empiece por d simple (apenas hay algún otro ejemplo seguro) me lleva a pensar que también pueda tratarse de un nombre no específicamente licio.

5.5. Semivocales

j, w. <w> griego υ, pero <j> > griego Ø entre vocales abiertas: hlm̃midewe > Ελμιδαυα, tewinezẽi, cf. Τευινασος, merimawa cf. Μεριμαυασα, pero mlejeusi > Μλααυσις.

En contacto con las vocales respectivas (i, u) > griego Ø: hrm̃muwe > Αρμοας, xuwata > Κοατα, ijamara > Ιαμαρας, urtaqija > Ορτακιας.

Cabe destacar las contracciones siguientes, cuya explicación resta poco clara:

– ije > griego ι, ει (dderijemi- > Δερειμις, mullijesi- > Μολλισις. Al lado de las contracciones tenemos adaptaciones sin contracción, como las citadas anteriormente o las siguientes: prijenube > Πριανοβας, ssepije > Σαπια, trijẽtezi > Τριενδασις, wesepije > Οσσαπιας;
– wa/we > griego ο: wasube > Οσυβας, wesepije > Οσσαπιας. Sin contracción: el citado xuwata > Κοατα, así como ejemplos de secuencias ουα, οα que apuntan a uwa-.

5.6. Vocales orales

El licio presenta cuatro grafemas para las vocales orales: <a>, <e>, <i>, <u>.

<a> → griego α: urtaqija > Ορτακιας, xudara > Κοδαρας, xuwata > Κοατα (bil.);
<e> → griego α, ε, η: erttimeli > Αρτεμηλις, esedeplẽmi > Ασεδεπλεμις, hlm̃midewe > Ελμιδαυα, mlejeusi > Μλααυσις, huzetẽi > Οσετης, krbbesi > Θερβεσις, merimawa cf. Μεριμαυασα;
<i> → griego ι, a veces ε: huzeimi > Οσαιμις, ipresida > Ιμβρασιδης, trijẽtezi > Τριενδασις, erttimeli > Αρτεμηλις, ikkwemi > Ενδυομις, zisqqa > Σεσκως;
<u> → griego ο (¡más frecuente!), υ: mullijesi > Μολλισις, prijenube > Πριανοβας, mlejeusi > Μλααυσις, xudara > Κοδαρας, urtaqija > Ορτακιας (bil.).

Puede llamar la atención por qué se transcribe mediante <u> cuando, como veremos, son más numerosos los ejemplos de adaptación del sonido en griego mediante <ο> que mediante <υ> (por tanto, la afirmación de Kloekhorst 2008, 120: “When Lycian names are written in the Greek alphabet, Lycian <u> is mostly written as u” es simplemente falsa). Hemos de remontarnos a 1874, cuando Savelsberg propuso transcribir licio mediante <u> (Savelsberg 1874, 10-13). El mismo Saverlsberg admitía que la letra correspondía a veces a griego <ο> y otras a griego <υ> pero no es difícil imaginar por qué eligió <u>: en su desciframiento ya había atribuido el valor <o> a otra letra, (y demás variantes, cf. supra tabla del alfabeto licio). Con estas equivalencias, Savelsberg estaba cambiando el desciframiento propuesto algunos años antes por Moritz Schmitt (Schmitt 1868, 259), quien había dado a la transcripción <ο> y a una transcripción <ου> – que representaba un valor de o “éteint”, en tanto que <υ> servía para transcribir la letra que en la actualidad, como hemos visto, es considerada una consonante (<q>). Los motivos de estos dos autores para ver en una vocal posterior se explican por el hecho de que esta letra alterna con la vocal en algunas inscripciones licias (por ejemplo xup frente a xup). Hoy, la letra es interpretada universalmente como una vocal nasalizada (transcrita <ã>, cf. infra 5.7), y esta alternancia como fruto de una evolución esporádica ã > u. Este valor /ã/ fue establecido por Thurneysen (1899, 223), pero aunque ello dejo abierta la posibilidad de volver a la transcripción de Schmitt  = <o>, se mantuvo <u>. Así, Arkwright siguió con el sistema de Savelsberg, aunque reconocía que “it is nearly as often o as u” (Arkwright 1899, 59).

Con los materiales disponibles en la actualidad, podemos afirmar que es más frecuente <ο> que <υ> en la adaptación de licio <u>. Si atendemos a las inscripciones bilingües en los que podemos comparar licio <u> con griego <ο> /<υ>, de los 14 nombres claramente comparables, 7 presentan gr. <ο> y 7 <υ>:

– Μολας mula, Κοατα xuwata, Κοδαρας xudara, Κονδορασις qñturahi, Μολλισις mullijese-, [Μ]ορωζας muraza, Ορτακιας urttaqija-, Πριανοβας prijenube-;

– Θρυψις krup[, Κυδαλιης xudali[j], Πυβιαλης pubiele-, Πυριβατης purihime[, Πυριματις purihimete-, Τισευσεμβρα tikeukẽpre-.Al grupo de <ο> podría añadirse Ελποατις: en la parte licia no puede leerse la letra correspondiente, pero la integración generalmente propuesta el[puw]eti parece perfectamente plausible. Eso decantaría a favor de <ο> las identificaciones, pero téngase en cuenta que para Κονδορασις – qñturahi hemos aceptado que la adaptación se produjo a partir de un nombre no licio (probablemente cario) de manera independiente en licio y en griego. En definitiva, los casos directamente comparables presentan un evidente equilibrio entre <ο> y <υ>. Ahora bien, si ampliamos el análisis a aquellos casos en que, aun no siendo inscripciones bilingües, podemos poner en relación con bastante seguridad nombres licios de inscripciones indígenas con adaptaciones griegas, encontramos una clara mayoría de ejemplos de adaptación de licio <u> mediante griego <ο>:

Nótese que los dos únicos ejemplos de uso de griego <υ> se dan en diptongos (<au>, <eu> = <αυ>, <ευ>), del mismo modo que se emplea griego <υ> para representar <w> en posición intervocálica (cf. supra 5.5). También uno de los 7 ejemplos directos de <υ> = <u> en las bilingües es un diptongo (Τισευσεμβρα tikeukẽpre).

Si consideramos ahora de manera general el empleo de <ο> y de <υ> en todos los nombres indígenas licios del corpus que manejamos, el número de ocurrencias de <ο> – dejando de lado aquellos casos en que estamos ante la simple tematización del nombre a través de la segunda declinación del griego – es mucho mayor que la de <υ>. Ciertamente, algunos ejemplos de <ο> no tienen por qué corresponderse con la presencia de un nombre con <u> en licio (por ejemplo, sabemos que la primera <ο> de Εμβρομος está reflejando <ã> en el nombre licio hm̃prãma), pero lo mismo ocurre con otros ejemplos de <υ> (por ejemplo, en Δασυμμας, Δαψυμας está reflejando licio <m̃> de dapssm̃ma). Aun descartando tales casos y otros dudosos (nombres carios), la proporción de <ο> continúa siendo mucho mayor. Podríamos hablar de manera aproximada de una proporción 1:6, esto es un ejemplo de <υ> por seis ejemplos de <ο> como probable adaptación de licio <u> en griego.

El empleo alternante de <ο> y <υ> para reflejar en griego el licio <u> ha sido considerado por muchos autores – entre ellos, recientemente Molina (2007) o Kloekhorst (2008, 120) – como un indicio claro de que la vocal en cuestión no era propiamente /u/ sino más bien /ʊ/. Así, ambos autores coinciden en proponer que el sistema vocálico del licio sería el siguiente:

Los datos que hemos visto parecerían refrendar claramente esta interpretación, ya que, como hemos apuntado, considerando en conjunto la documentación griega, el empleo de griego <ο> es seis veces superior al de <υ> para reflejar licio <u>. Incluso parecerían hacer aconsejable reemplazar la transcripción <u> por una transcripción <o>.

Sin embargo, esta llamativa distribución ha de ser juzgada teniendo en cuenta la cronología de la documentación. La datación de una parte importante de la onomástica licia del LGPN es, en este sentido, un instrumento muy útil: en los nombres documentados en el siglo IV a.C. (apenas hay ejemplos de datación anterior) encontramos un claro equilibrio entre <υ> y <ο>. De hecho, la gran mayoría de ejemplos proceden de inscripciones bilingües, todas pertenecientes al siglo IV (época en que se documenta directamente el licio), donde ya hemos visto que la proporción <υ>, <ο> era más o menos 1:1. A medida que vamos bajando cronológicamente, el empleo de <ο> se convierte en generalizado. Paralelamente irrumpe, además, el empleo de <ου> (por ejemplo en Μουρνιας, de época imperial frente a Μορνα del siglo IV a.C.), aunque tiene un impacto gráfico limitado. Es evidente que en todo este período la letra griega <υ> ha pasado a representar claramente una vocal redondeada frontal /y/ y que para representar un sonido redondeado posterior como el del licio , ya fuera /o, /u/, /ʊ/ o similar, no era muy satisfactorio.

En este sentido, resulta muy ilustrativa la bilingüe TL 6. En la parte griega, Brixhe (1993, 75) llama la atención sobre el empleo de <ο> por <υ> en ἑαoτῶν, ἀoτῶι, que podrían apuntar a un origen jonio del grabador (si bien otros elementos presentes en la inscripción son claramente áticos). Brixhe explica este empleo como causado por el paso de <υ> /u/ a /y/. Significativamente, en esta inscripción, del siglo IV a.C. como todas las bilingües, encontramos, una junto a otra, la transcripción al griego mediante <υ> y mediante <ο> de licio <u>: Μoλλισιoς < mullijeseh, Πυϱιματιος < purihimetehe. Es muy posible que el cambio
<υ> /u/ > /y/, muy antiguo en ático y ya presente en el jonio de este grabador explique tanto el empleo de la letra en el alfabeto licio como la tendencia clarísima al empleo de <ο> para representar un sonido que en licio era, quizás, simplemente /u/ (sin descartar que, dada la ausencia de otra vocal redondeada posterior, pudiera tener diferentes variaciones alofónicas del tipo [ʊ]. El empleo, primero más frecuente, luego claramente ocasional de <υ> sería otro modo imperfecto de reflejar en alfabeto griego /u/ cuando esta letra ya no representaba este sonido. De hecho <υ> se empleó de manera sistemática y en todos los períodos para representar /w/ en posición intervocálica o como segundo elemento de diptongo, un fenómeno llamativo que Brixhe (2016, 113) ha observado también en las inscripciones pisidias de los primeros siglos de nuestra era (Αυα /Awa/). En definitiva, resulta un tanto aventurado intentar establecer que licio <u> representaba un sonido /o/, /ʊ/ y no simplemente /u/ sobre la base de las transcripciones griegas.

5.7. Vocales nasalizadas

Existen dos vocales nasalizadas representadas en licio por dos letras que conocen un gran número de variantes (cf. tabla supra): <ã> ( y variantes), <ẽ> ( y variantes).

Ante consonante nasal, estas vocales nasalizadas alternan gráficamente con las vocales orales. Parece, pues, que estamos ante una articulación espontáneamente nasalizada que puede notarse o no gráficamente: sijeni = sijẽni (grafía más “fonológica” frente a grafía más “fonética”).

En otras posiciones, lo que encontramos es una adaptación en griego mediante el procedimiento de “unpacking”, esto es, de escisión de la vocal nasalizada en dos segmentos (vocal oral + consonante nasal) ṼC > VNC, un procedimiento bien conocido en los préstamos de lenguas con vocales nasalizadas a lenguas sin vocales nasalizadas (Paradis-Prunet 2000): tikeukẽpre > Τισευσεμβρα, trijẽtezi > Τριενδασις. Excepcionalmente podemos encontrar ausencia de unpacking y por tanto supresión de cualquier reflejo nasal. Es el caso de idãxre > Ιδαγρας.

Es interesante observar qué ocurre en la dirección contraria, esto es, cómo adapta el licio secuencias de vocal + consonante nasal en griego. Un caso muy significativo es el del nombre griego Λύσανδρος, que encontramos adaptado mediante tres procedimientos distintos:

– αν > <ã> /ã/ : lusãtra-;
– αν > <ñ>= /n̥/: lusñtre- (sobre <ñ>, cf. infra 5.8);
– αν > <ãñ> (lusãñtra-) donde °ãñ° podría estar representando una secuencia disilábica a.n̥ (por tanto /lu.sa.n̥.dra/), (cf. Adiego (2005, 10).

Aunque no se note gráficamente, tenemos algunos indicios de la posible existencia de una vocal nasalizada /ĩ/. Es el caso de la forma ipresida, sin duda equivalente a Ιμβρασιδης. Aquí <p> parece representar la realización [b] típica tras consonante nasal o vocal nasalizada, tal como puede observarse en la forma griega. Por tanto, ipresida puede estar representando una pronunciación [ĩbresida]. Evidentemente, no se han de descartar interpretaciones alternativas (que el nombre, formalmente interpretable como griego, no sea licio y que por tanto no estemos ante una adaptación griega de una forma licia, sino al reves, de modo que ipresida podría ser simplemente la adaptación licia de un préstamo y representar realmente una pronunciación /ipresida/).

5.8. Nasales silábicas

<ñ>, <m̃>. Parece haber existido en licio nasales sílabicas que aparecen adaptadas en griego mediante vocales de apoyo que varían en su timbre:

– <εN>: ddapssm̃ma > Δαψεμμας;
– <αΝ>: hm̃prãma > Εμβρομος, tm̃peimi > Τεμβαιμις, xñtaiba > Κενδαιβης;
– <οN>: hrixm̃ma > Ρικομμας, pixm̃ma > Πιγομας;
– <ιN>: xñtabura >Κινδαβυρις, xñtanube/xñtenube > Κινδανυβας;
– <υN>: ddapssm̃ma > Δαψυμας.

Ya hemos visto también cómo licio <ñ> pueden servir para notar una secuencia griega <αν> en la variante lusñtra-.

Se ha discutido mucho sobre el valor de <ñ> y <m̃> (cf. Adiego 2005), y su carácter de sonidos silábicos no es universalmente aceptado. Creo, sin embargo, que las vacilaciones en el vocalismo en la adaptación al griego apuntan hacia dicho valor. También puede ser un argumento favorable a ello una transcripción como Πιγομας del nombre Pixm̃ma: el uso de <γ> para transcribir licio /k/ (<x>) podría explicarse bien si es fruto de una articulación sonora de /k/ en contacto directo con /m̥/. Se trataría de un cambio alofónico, notado en este caso pero no, por ejemplo, en Hrixm̃ma > Ρικομμας.

5.9. Líquidas silábicas

En licio no tienen una notación especial, pero es evidente que existen en contextos CRC y que el griego las adapta mediante vocales de apoyo (<ε>, <α>): hlm̃midewe > Ελμιδαυα, hrm̃muwe > Αρμοας, krbbesi > Θερβεσις, hrppidube > Αρπιδοβας.

5.10. Geminación

La geminación consonántica es notada de manera muy sistemática en el alfabeto licio. Por ejemplo:

– geminación en los grupos de consonantes obstruyentes: hrixttbili, ixtta, xpparama, zisqqa;

– geminación en los grupos de r más consonante: erttimeli, hrppidube, krbbesi. En los grupos con nasal, la geminación aparece notada como m̃m, ñn : erm̃menẽni, hrm̃muwe;

– los nombres griegos en licio suelen sufrir estos dos tipos de geminación, al menos en términos gráficos: alaxssañtra < Ἀλέξανδρος, mexistte<Μεγίστης, terssixle < Τερσικλῆς, etc.

Aparte de estos fenómenos de geminación postconsonántica, el licio presenta consonantes geminadas en algunos nombres propios (y léxico común), tanto en posición inicial (zzala, ddenewele, etc.) como interior (idazzala, mullijesi-, tiwiθθeimi, etc.).

En la grafía de la geminación encontramos una doble paradoja: en tanto que el griego no refleja los tipos de geminación postconsonántica antes citados en la transcripción de nombres licios, el licio no refleja las geminadas intervocálicas de los nombres griegos:

– geminaciones licias no reflejadas en griego: xpparama > Κπαραμω, erttemeli > Αρτεμηλις, hrppidube > Αρπιδοβας, erm̃menẽni > Ερμενηνις, etc.;

– geminaciones griegas no reflejadas en licio: Ἀπολλωνίδης > pulenjda (bilingüe), Σκυλλίας > sxxulija, Καλλιάναξ > xelijãnaxssa;

El griego sí refleja la geminación intervocálica licia : idazzala > Ειδασσαλα /Eidassala/, mullijesi– > Μολλισις.

6. Conclusiones

Nuestro principal instrumento para establecer el valor fonológico y fonético de las letras licias y, por tanto, para conocer el sistema de sonidos del licio es el análisis de las adaptaciones de nombres licios al griego y de nombres griegos al licio. Es un instrumento que tiene evidentes limitaciones, ya que, como el propio término adaptación indica, estamos ante el ajuste de un sistema fonológico de una lengua al de otra lengua y éstos no son coincidentes. Allá donde el griego presenta menos segmentos (por ejemplo las articulaciones fricativas y africadas) resulta más complicado precisar el carácter exacto de los sonidos licios, aunque ha de reconocerse que la investigación sobre la lengua licia ha permitido al menos detectar tales tipos de sonidos y acotar en gran medida su naturaleza articulatoria. En auxilio de este análisis vienen sin duda los casos de adaptaciones de nombres de otras lenguas, en particular nombres iranios y nombres carios, aunque su aportación es muy limitada. Por último, es importante llamar la atención sobre el riesgo de la “falacia comparativa”, esto es, atribuir a un grafema un sonido determinado en función de su origen en términos comparativos (el caso más conspicuo es el de la letra licia <x>, que procede claramente de una laringal y que se corresponde a luvita cuneiforme <ḫ> y a luvita jeroglífico <h>). Si está claro que el origen del sonido representado por un grafema es una información muy relevante a la hora de aproximarse a su valor sincrónico, no se puede trasladar directamente tal valor si no viene acompañado de evidencias más fiables y precisas como las que se extraen de la adaptación de nombres.

7. Apéndice. 
Adaptaciones griegas de nombres licios documentados

Adaptaciones griegas de nombres licios documentados

Corpora utilizados

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TL : Kalinka, E., ed. (1901): Tituli Asiae Minoris, Viena.

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ISBN html : 978-2-38149-000-7
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EAN html : 9782381490007
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ISBN pdf : 978-2-38149-001-4
ISSN : 2741-1818
Posté le 16/03/2020
17 p.
Code CLIL : 3147
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Comment citer

Adiego, Ignasi-Xavier, “Adaptación griega de nombres licios, adaptación licia de nombres griegos: aspectos fonológicos”, in : Ruiz Darasse, Coline, Comment s’écrit l’autre ? Sources épigraphiques et papyrologues dans le monde méditerranéen antiques, Pessac, Ausonius éditions, collection PrimaLun@ 1, 2020, 43-60, [En ligne] https://una-editions.fr/adaptacion-griega-de-nombres-licios-adaptacion-licia-de-nombres-griegos-aspectos-fonologicos [consulté le 15 juin 2020].
http://dx.doi.org/10.46608/UNA1.9782381490007.4
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