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La lucerna de Helios de la mina romana
de Altamira 3 (Irun, Gipuzkoa)

de

Introducción

La mina se localiza en el pequeño conjunto minero de Altamira (fig. 1), situado en las inmediaciones del casco urbano de Irun (Gipuzkoa). La denominación deriva del caserío del mismo nombre emplazado en las inmediaciones, mientras que, en términos de ordenación minera, Altamira se incluye entre las concesiones de San Narciso, en el barrio de Olaberria, junto con los otros focos de Zubeltzu, Oiakineta y Mokozorrotz1

Mapa de situación.
Fig. 1. Mapa de situación.

Las coordenadas de la boca inferior de acceso son las siguientes:

  • Coordenadas ETRS89; UTM30N: X=597493 m; Y=4797328 m
  • Coordenadas geográficas: Longitud: -1 47 51.3; Latitud:43 19 20.8

Este coto incluye seis unidades de explotación de muy diferente desarrollo y características arqueológicas2; la que nos ocupa lleva el número 3, por ser esa su posición en el conjunto, iniciándose la serie por la más septentrional, Altamira 1, seguida en la alineación por Altamira 2, luego esta que se analiza de Altamira 3. Altamira 4 y Altamira 5 enlazan a través de diferentes niveles de labores con Altamira 2, mientras que Altamira 6 se sitúa a una cota más baja y desplazada hacia el SW con respecto al conjunto principal. Las 3 primeras se abren a media ladera, en una cota prácticamente similar, ofreciendo un plano continúo siguiendo la curva de nivel de los 135 m sobre el nivel del mar. Ese plano se aprovecha hoy en día para el trazado de una pista para usos forestales, cuya mejora en los años ochenta del siglo pasado provocó la acumulación de sedimentos junto a las bocas de entrada, lo que condiciona el drenaje de las explotaciones. 

Geológicamente, las minas de Altamira se inscriben en el macizo satélite de San Narciso, estando la litología compuesta por pizarras y elementos pelíticos y detríticos poco metamorfizados del Paleozoico, posiblemente Carbonífero, sin que haya de desecharse la posibilidad de que también esté incluido el Devónico terminal, según Campos3. Ese mismo autor describe la estructura en pliegue anticlinal de San Narciso, en cuyo núcleo afloran los materiales carboníferos de la sucesión esquistosa de Cinco Villas, de manera que aceptan activamente la deformación del plegamiento alpino. El anticlinal presenta una dirección N-70-E, y es ligeramente vergente al NW. En su flanco septentrional, las areniscas del Albiense discordantes sobre el Carbonífero están invertidas y en algunos casos laminadas. 

Las vetas de mineral son de tipo filoniano, formándose los criaderos a expensas de la fracturación principal de los materiales encajantes y de sus componentes ortogonales, siendo la dirección predominante la NW-SE o NNW-SSE. Los filones, de tipo polimetálico, presentan en este coto una potencia media de 30 cm de anchura, con un buzamiento general de 60º, apreciándose en los testigos conservados la presencia de minerales de hierro y, en menor medida, de galena argentífera.

La mina de Altamira 3

Descripción

De las 6 minas del conjunto de Altamira, la número 3 es la que mejor ha conservado las trazas antiguas4; es decir, secciones de las galerías estrechas y abovedadas, presencia de huecos de lucerna, acabado de las paredes con fina talla de pico, ordenación de los trabajos con planos inclinados, etc. Altamira 1 solo conserva esas manifestaciones en un tramo de 24 m de la galería de acceso; el resto de la explotación, con varios niveles de trabajos, se ha llevado a cabo ampliando y destruyendo las labores antiguas, hasta agotar los filones. Conecta con la galería de Altamira 2 que se cierra a 10 m de la entrada con un derrumbe, y con Altamira 4 en la que también se conserva otro tramo original romano de 22 m de longitud. Altamira 6, por su parte, es resultado de labores modernas con utilización de explosivos.

Como se adelantaba, Altamira 3 mantiene bien las trazas de los trabajos mineros originales. Presenta dos accesos, uno superior mediante rampa, y uno inferior que sirve también para drenaje con una pequeña canaleta excavada en la base. El recorrido total es de 160 m, repartidos en cuatro niveles que siguen el fuerte buzamiento del filón, entre 50º y 60º (fig. 2). La veta presentaba una potencia media de 30 cm y fue prácticamente agotada. Por las evidencias conservadas, las labores tenían como objetivo la explotación de los sulfuros de plomo con contenido en plata, galena argentífera5

Planta y secciones de la mina de Altamira 3 con indicación de la situación 
de las catas arqueológicas (Autor Txomin Ugalde. Archivo Fundación Arkeolan).
Fig. 2. Planta y secciones de la mina de Altamira 3 con indicación de la situación de las catas arqueológicas (Autor Txomin Ugalde. Archivo Fundación Arkeolan).

El hallazgo de la lucerna

En el año 1998, en el contexto del programa de investigación arqueológica de la minería romana de Irun, se realizaron catas de prospección en varias de las explotaciones que habían sido caracterizadas por su tipología entre los trabajos antiguos: Belbio, Zubeltzu, Oiakineta… Concretamente en la mina de Altamira 3, el equipo dirigido por Marian Guereñu (Arkeolan), abrió 4 catas arqueológicas. La cata 1, de 0,60 x 0,60 m, se llevó a cabo en un pequeño hueco del tramo final de la galería de acceso; la cata 2, de 1,40 x 0,98 m, se ajustó a las dimensiones de un ensanche de la galería de enlace entre la de acceso y la de la base de explotación del filón. La cata 3, de 1,10 x 0,76 m, en un extremo de esa galería de la base; la cata 4, de 0,90 x 0,80 m, en el extremo contrario de la misma galería (fig. 2). Solo la cata 2 ofreció resultados positivos, lo que también permite destacar las dificultades de la llamada arqueología minera, y no solo en lo relativo a la accesibilidad hasta las zonas de investigación6. En esa cata 2 se recuperó un grupo de fragmentos cerámicos pertenecientes a una lucerna romana (fig. 3). Al realizarse la reconstrucción se pudo reconocer en el disco la representación en relieve de un busto con la cabeza rodeada de 10 rayos. La imagen se ha identificado con el dios Helios.

Descubrimiento y recuperación de los restos de la lucerna de Helios 
en la intervención arqueológica (Autor Marian Guereñu. Archivo Fundación Arkeolan).
Fig. 3. Descubrimiento y recuperación de los restos de la lucerna de Helios en la intervención arqueológica (Autor Marian Guereñu. Archivo Fundación Arkeolan).

La lucerna de Helios

Descripción

Se trata de una lucerna de volutas (fig. 4), forma Dressel 15-16 siguiendo a Celis7, que conserva gran parte de la base y del disco; asa completa y parte del pico con un tramo del orificio de iluminación en el que se mantiene una voluta completa, de factura “atrofiada”8. Ha perdido la zona del orificio de alimentación que se situaría en un lateral del disco9

Ilustración de la lucerna de Helios (Autor Daniel López de Munáin. Archivo Fundación Arkeolan).
Fig. 4. Ilustración de la lucerna de Helios (Autor Daniel López de Munáin. Archivo Fundación Arkeolan).

Dimensiones

La longitud total desde el extremo del asa al extremo del pico es de 13,5 cm. La anchura máxima en el centro del depósito, 9 cm, y la anchura en el inicio del disco: 6,7 cm. La altura desde la base al plano superior del asa: 5 cm.

Decoración

Como se ha adelantado presenta decoración a molde de una representación del dios Helios (fig. 5). La representación es frontal, habiéndose conservado en buenas condiciones la zona superior, parte del hombro derecho, cuello, rostro, cabello y los 10 rayos característicos del primer círculo que rodeaba la testa de la divinidad en las representaciones escultóricas (metopa del templo de Atenea de Troya, por ejemplo). Aparentemente lleva el torso desnudo. 

La lucerna de Helios restaurada y completada para su exposición 
en el museo Oiasso de Irun (Autor María José Noain. Archivo Fundación Arkeolan).
Fig. 5. La lucerna de Helios restaurada y completada para su exposición en el museo Oiasso de Irun (Autor María José Noain. Archivo Fundación Arkeolan).

Pasta

La pasta o fábrica es fina y decantada, correspondiendo a la fábrica LUCE 6 (Lucernas engobadas 6) de Amondarain. Según esta autora 

se caracteriza por la presencia escasa de inclusiones, resultando pastas muy limpias, con cuarzos blancos de geometría sub-angulosa o sub-rredondeada repartidos heterogéneamente por la pasta y de tamaño fino (0,1 mm a 0,25 mm). Otras inclusiones detectadas de manera escasa son las negras y las rojas de geometría variada, presentando, también, oquedades de formas variadas y de distintos rangos10.

Cronología

Celis11 otorga a esta forma una cronología correspondiente a la segunda mitad del siglo I d.C.

Contexto histórico

Los yacimientos mineros se concentran en la aureola metamórfica de la Peña de Aia (Aiako Harria), que se eleva por encima de los 800 msnm, a escasos 2 km de la costa del Cantábrico. El macizo está formado por un núcleo granítico y una aureola metamórfica de pizarras del Carbonífero. La estructura geológica forma parte del eje axial de las estribaciones occidentales de la cadena pirenaica. El batolito o plutón se originó hace unos 300 millones de años, por la ascensión de masas magmáticas que solidificaron sin llegar a salir a la superficie. Los procesos orogénicos posteriores, elevaron la posición del stock y, después, la erosión eliminó los estratos superiores, más débiles. Los criaderos de mineral asociados están formados en su mayoría por óxidos (hematites y goethita), sulfuros (galena argentífera y blenda) y carbonatos (siderita y espato de flúor), observándose un reparto estratificado entre los óxidos (de hierro) que se encuentran en las proximidades del granito, en algunos casos formando bolsas incrustadas, y los sulfuros que se reparten entre las pizarras de la aureola metamórfica12. Esa aureola se extiende por los municipios de Oiartzun e Irun, en Gipuzkoa; Bera y Lesaka, en Navarra. Los filones principales se han concentrado en los cotos mineros de Arditurri (Oiartzun) y Modesta (Bera). 

El registro de la lucerna de la mina de Altamira 3 se suma a un numeroso grupo de hallazgos arqueológicos realizados en esas zonas mineras de las inmediaciones13; prácticamente todos los cotos mineros que han conocido explotaciones recientes han conservado en mayor o menor medida restos de trabajos romanos. A día de hoy, sumando los diferentes tramos reconocidos, se contabiliza un total de más de 4 kilómetros de trazado de trabajos romanos, incluyéndose entre ellos galerías de prospección y de acceso, pozos de extracción, planos inclinados, zonas de explotación con abundantes cúpulas de torrefacción, trazas de uso de maquinaría para drenaje y hasta un extraordinario acueducto subterráneo de 400 metros de longitud, un cuniculus, diseñado para poder explotar zonas ricas de filones situados bajo el nivel freático del valle14. El objetivo de esas labores sería la explotación de minerales de plata, cobre, plomo y hierro. Se ha considerado que la aglomeración urbana de Oiasso identificada finalmente en el casco urbano de Irun15, podría actuar a modo de centro organizador del conjunto de las operaciones extractivas y explotaciones del distrito minero de la Peña de Aia o Aiako Harria16. En ese contexto se entendería la existencia del puerto regional y la vía que se iniciaba en este punto y llegaba hasta Tarraco, uniendo el Atlántico con el Mediterráneo por el valle del Ebro. Es probable, además que la conjunción de vía de primer orden, ciudad y puerto en Oiasso sea resultado de la actividad minera.

En cualquier caso, lo que se quiere relacionar en este apartado es la cronología de la lucerna de Helios con la fase más dinámica del urbanismo de Oiasso; efectivamente, es a partir del período flavio cuando se asiste al proceso de reforma urbana integral del asentamiento; a finales de siglo se acomete la dotación de las instalaciones portuarias y por las mismas fechas, los baños públicos. Los pulsos dinámicos también se reflejan en el consumo cerámico y en los intercambios comerciales, apreciándose cambios significativos a partir de los años sesenta del siglo I d.C.17.

Bibliografía

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  • Campos, J. (1979): “Estudio geológico del Pirineo vasco al W del río Bidasoa”, Munibe, 31 (I-II), 3-139.
  • Celis Betriu, R. (2005): “Las Lucernas”, in: Roca Roumens, M. , Fernández García, M. I. ed.: Introducción al estudio de la cerámica romana. Una breve guía de referencia, Málaga, 405-464.
  • Domergue, C. (2008): Les Mines Antiques. La production des métaux aux époques grecque et romaine, Paris.
  • Morillo, A. (1990): “En torno a la tipología de lucernas romanas: problemas de nomenclatura”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología, 17, 143-167.
  • Perazza, F. (2008): “La prospection en archéologie minière. Méthodes d’approche d’un milieu fragile”, in: Bailly-Maître, M.-C., Jourdain-Annequin, C., Clermont-Joly, M. ed: Archéologie et paysages des mines anciennes, Paris, 39-45.
  • Rodríguez Salís, J., Tobie, J.L. (1971): “Terra sigillata de Irun”, Munibe, XXIII-2/3, 187-221
  • Ugalde, T. (2010): “Máquinas de elevación de agua en la minería romana. El ejemplo de los pozos de la mina de Belbio, Irun”, in: Actas del V Congreso de Obra Pública Romana, 7-9 abril 2010, Córdoba, Córdoba, 241-259.
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  • Urteaga, M. (2000): “Arqueología romana en Gipuzkoa”, Boletín semestral Arkeolan, 8, 6-39.
  • Urteaga, M. (2012): “La minería romana en Gipuzkoa y el distrito minero de Oiasso”, in: Orejas, A., Rico, C. ed: Mineria y metalurgia antiguas. Visiones y revisiones. Homenaje a Claude Domergue, Madrid, 201-218.
  • Urteaga, M. (2014):”Minería romana en el Cantábrico Oriental”, CPAG, 24, 267-300.
  • Urteaga, M., Otero, X. (2002): Erromatar garaia. Colección Bertan 17, Donostia-San Sebastián.
  • Urteaga, M., Arce, J. (2011): Arqueología romana en Gipuzkoa, Arkeologia 04, Donostia-San Sebastián.
  • Urteaga, M., Ugalde, T. (1986): “La galería de Altamira III”, in Actas del I Congreso Internacional Astorga Romana, 1986, Astorga, Astorga, vol. I, 237-244.

Notas

  1. Urteaga 2014, 287-288.
  2. Urteaga 2012, 207.
  3. Campos 1979, 99-100.
  4. Las minas de Altamira fueron consideradas romanas atendiendo a sus características formales y publicadas como tales (Urteaga y Ugalde 1986), pero ahora vuelven a ser tratadas con la intención de adjudicar el mérito de su confirmación arqueológica a Béatrice Cauuet. A su empeño se debe la realización de trabajos arqueológicos sistemáticos, entre cuyos resultados podemos resaltar el hallazgo de la lucerna de Helios a la que dedicamos esta pequeña contribución. Esa lucerna se dio a conocer en una pequeña nota (Urteaga 2000, 29) y también se han incorporado imágenes fotográficas de la misma en otras publicaciones (Urteaga & Otero 2002, 60; Urteaga & Arce 2011, 126). 
  5. Urteaga & Ugalde 1986, 239.
  6. Domergue 2008, 76-78; Perazza 2008, 39-45.
  7. Celis Betriu 2005, 21.
  8. Morillo 1990, 155.
  9. Se encuentra expuesta en la vitrina de minería romana del museo Oiasso de Irun (Gipuzkoa).
  10. Amondarain 2019, 59.
  11. Celis Betriu 2005, 21.
  12. Urteaga 2012, 205.
  13. Urteaga & Arce 2011, 111-135.
  14. Ugalde 2010, 241-259.
  15. Rodríguez Salís & Tobie 1971, 187-188.
  16. Urteaga 2014, 292.
  17. Amondarain 2019, 237.
ISBN html : 978-2-35613-537-7
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Chapitre de livre
EAN html : 9782356135377
ISBN html : 978-2-35613-537-7
ISBN pdf : 978-2-35613-539-1
ISSN : 2741-1508
7 p.
Code CLIL : 4117
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Comment citer

Urteaga, Mertxe, “La lucerna de Helios de la mina romana de Altamira 3 (Irun, Gipuzkoa)“, in : Meunier, Emmanuelle, Fabre, Jean-Marc, Hiriart, Eneko, Mauné, Stéphane, Tămaş, Călin Gabriel, Mines et métallurgies anciennes. Mélanges en l’honneur de Béatrice Cauuet, Pessac, Ausonius Éditions, collection DAN@ 9, 2023, 203-210, [en ligne] https://una-editions.fr/la-lucerna-de-helios-de-la-mina-romana-de-altamira3 [consulté le 27/10/2023]
doi.org/10.46608/dana9.9782356135377.22
Illustration de couverture • de Paul Cauuet
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